martes, 8 de abril de 2014

Y EN LA CIMA, DESPERTÓ.





Ella no se hizo bruja;

nació bruja.

De pequeña escuchaba

el desdichado canto de las aves,

gallinas y palomas.

Podía ver el sentir

en los ojos del perro.

Caminaba despacio,

Mantenía el silencio.

Ella es un ente universal.

La eligió la tierra.

Ella tiene un portal y un lecho.

No lo sabe.

Ella llora,

murmullo de siglos,

llanto eterno y condena.

Le enseñaron a hablar,

prefirió escuchar

el canto de las aves,

gallinas y palomas.

Le enseñaron a vivir.

Le robaron el silencio.

Le impusieron las palabras.

El olvido como dogma.

El olvido como dogma.

El olvido como dogma.

Olvidó su útero,

olvidó su bosque,

olvidó su llanto.

Educaron su ego.

Ya poco quedaba.

Flor en jarro de oro.

Ya no lloraba,

Sólo a veces.

Rígida e inmóvil,

se sabía perdida,

más sonreír le alivió de males.

Ella tenía un portal

pero no lo sabía.

Un día sintió el murmullo

bajo su vientre.

Su madre y todas sus madres,

sus hijas y todas sus hijas

la levantaron del letargo,

Le mostraron la danza del viento,

el rugido del universo,

el murmullo de los árboles.

Comprendió que lo femenino

es lucha,

movimiento,

acción.

Lo femenino es la magia,

la unión.

Comprendió que no hay saber

que se aprenda

en la domesticación,

Que fuera de la naturaleza

todo es falso,

que las personas comunes

perdieron la lucha,

el movimiento y la acción.

Escaló un árbol,

sintió sus grietas;

gritó.

Encaró a los demonios

y en la cima,

despertó.
( Autor desconocido )





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